A veces nos dejamos llevar por las apariencias. No a veces, casi siempre. Porque vivimos en un mundo en el que el culto por la figura, sobre todo por la belleza, es tan importante que no podemos despegarnos de esas ideas que están preconcebidas en nuestra mente.
Sobre todo cuando hablamos de personas que son distintas a nosotros, ya sea por raza, color de piel, vestimenta o cualquier cosa cosmética que nos distancie, tendemos a mirar con extrañeza, con desconfianza incluso, en base a esos prejuicios que nos hemos creado en nuestras cabezotas.
El fotógrafo Jay Weinstein se dio cuenta de que se sentía "intimidado" ante la severidad de los ojos de esas personas a las que quería retratar, sin embargo cuando les pidió sonreír la cosa cambió. Por eso es que lanzó esta colección llamada "...así que les pedí sonreír" en la que retrata de manera perfecta el cambio que produce en nuestro cerebro un rostro que nos sonríe ya que, como verás, deja de ser tan ajeno y tan distante.
No hay más explicaciones. Mira el trabajo de este fotógrafo y saca tus propias conclusiones. Te encantará.
Las fotos las encontré en la página Demilked. Y escribí esto para Fisura porque me parece que en un país como Chile, donde cada día estamos más beneficiados con la llegada de inmigrantes, es bueno que tengamos esto en mente. Sonríe tú también, porque para otros quizá eres una persona muy extraña.
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