Comentario: Viejo Guatón y Pelao, pero igual lo amo. - Fisura

lunes, 24 de marzo de 2014

Comentario: Viejo Guatón y Pelao, pero igual lo amo.



por Angela Barraza Risso
Viejo Guatón y Pelao, pero igual lo amo.

por Angela Barraza Risso854


Una de las cosas que he podido observar a través de mi paso por los diferentes teatros de Santiago es que las comedias, por lo general, apuntan hacia las relaciones de pareja post 30 y que las problemáticas son siempre las mismas: 

a.- Sexuales

b.- Económicas

c.- Roles de género

Y se cae en la conocida rutina “quién manda en la casa ¿el hombre o la mujer?” dinámica que, en lo personal, me parece una lata. Sin embargo, hay algunas que me han valido la pena el tiempo y las ganas de reírme un rato. Este es el caso.

“Viejo Guatón y Pelao, pero igual lo amo” es una obra que va de un hombre (Gabriel Prieto) que trata, por todos los medios, de mantener la relación con su mujer (María José Quiroz) y con su amante (Fernanda Anders). 

La gracia de esta obra, a mi parecer, radica en Isabel (la esposa) que está medio loquita ya que tiene múltiples personalidades y eso la vuelve un personaje encantador a través del cual una, como mujer/esposa, se puede reconocer en todas o casi todas sus facetas. Aplausos para la actriz, porque se lleva el peso de las caracterizaciones y de darle el pulso temporal al montaje. 

Como plus para los hombres está el personaje de Silvana (la amante) que es una mujer increíblemente hermosa y que le aporta a la obra frescura, sensualidad y entretención en la dinámica medio de revista. Siempre aparece livianita de ropa y es muy graciosa.

Finalmente, el personaje interpretado por Gabriel Prieto es el del Viejo Guatón y Pelado, es adorable porque hace partícipe al público, a través de guiños y, como si todos fueran cómplices o confesores, de la serie de decisiones erróneas que toma a través de la historia.

Creo que lo que más me gustó de esta obra es que los actores lo pasan bien en el escenario. Es una comedia en la que todo el mundo se entretiene de buena manera. 

El público se rie mucho y no me equivoco en lo que digo pues los comentarios que pude captar fueron muy positivos. Además, dentro de los diálogos de la obra se pueden encontrar comentarios oportunos, livianos y chistosos sobre política y sobre los abusos cometidos por la iglesia que si bien, no tienen ninguna profundidad, instalan un juicio crítico que se agradece por el lugar que ocupa en el diálogo, que constituye una suma en la función de hacer reír.

Es una obra para después de la pega, para antes del carrete, para descansar y pasarlo bien.

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