Es habitual que veamos historias como esta. Padres que apoyan a sus hijos con tatuajes que los inspiran a no sentirse distintos por tener marcas de nacimiento o cicatrices enormes. Y es que en este mundo que te etiqueta de inmediato por la manera en que luces es terrible el llevar una marca que los demás apunten con el dedo, y para un niño pequeño debe ser aún más difícil cuando esa marca te recuerda a la enfermedad que te tiene al borde de la muerte.
El pequeño Gabriel Marshall fue diagnosticado con cáncer cerebral y tuvo que ser sometido a una cirugía que le dejó una marca terrible. Entonces su padre hizo este gesto que, si bien la mayoría de la gente puede encontrar grotesco, para el niño ha sido un buen apoyo en su recuperación.
Probablemente no estará en la competencia de Farkas para elegir a los mejores padres del año, sin embargo no hay duda de que en este modo muy sui géneris el tatuaje es símbolo de un amor a toda prueba.
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Fisura Rulez
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